El estado mental que se genera por el valor que nos damos y, por lo capaces que nos sentimos para desenvolvernos en el mundo se llama autoestima. Conforme vamos creciendo, aprendemos que merecemos o no ciertas cosas, y vamos adaptando nuestras conductas con el objetivo de pertenecer.
Al ser difÃcil que esas conductas coincidan con nuestras verdaderas necesidades, nos vamos desconectando de nuestra voz, vamos "degradando" nuestro valor. Esta desvalorización, termina por bloquear la comunicación entre nuestra esencia y nuestra individualidad y se manifiesta en enfermedades, sÃntomas o experiencias, que afectan la totalidad de nuestra vida, especialmente nuestra salud.
Mientras esta brecha entre lo que eres y tu expresión en la vida se va ampliando, dejas de nutrirte fÃsica, mental y energéticamente, pierdes la confianza en ti y te vas agotando.
Este comportamiento no es un defecto, es la forma en que aprendimos a sobrevivir ancestralmente, las creencias inconscientes son un programa que va dictando nuestra vida. Es por ello que necesitamos identificarlas para transformarlas e irlas actualizando.
La aceptación incondicional que reintegra nuestra autoestima; involucra también estar en paz con todo lo que nos pasó, nos pasa y nos pasará. Re-significar nuestra vida es aprender a vivir sin juicios ni condicionamientos, vivir en consciencia, siendo leales a nuestro Ser, teniendo la suficiente compasión para poner a un lado las condenas que nos lastiman y que la mayorÃa de las veces provienen de nosotros mismos.
Es vernos tal cual somos y reconocer lo que es valioso para nosotros y también, todo aquello que fuimos ocultando por miedo a ser excluidos. Y a la vez comprender que no podemos cambiar a nadie y que esta evolución es individual.
Frecuentemente, reintegrar la autoestima, es decir, ver por uno mismo, aceptarse, y ponerse como prioridad, se confunde con egoÃsmo, sin embargo, la autoestima no es proveniente del ego, sino del Ser y su armonÃa con nuestra individualidad; es por esto que ver por nosotros mismos y ser auténticos, nos permite vibrar con lo más bello de la existencia y aportar algo positivo al mundo.
Autoestima no es el capricho de decir "asà soy y si no les parece es su problema"; cuando la autoestima es real no hay lucha, es el grado más alto de aceptación, que comprende y respeta también la integridad de los demás. No necesitamos cambiar a nadie para ser felices, para sentirnos bien con nosotros mismos.
El primer paso para sanar la autoestima, es aceptarte tal cual eres, aquà y ahora. Saberte más grande que cualquier emoción, cualquier expresión y cualquier parte de tu historia. Saber que puedes trascender cualquier cosa, que eres libre y que tu primer compromiso es contigo.
Date la oportunidad de nutrir tu esencia y de volver a creer en ti.
